La alternativa      1962

Dirección José María Nunes
Argumento y guión José Campos
Producción José Campos
Eguiluz Films S. L.
Jefe de producción Augusto Boué
Ayudante de dirección Ángel G. Gauna
José Ulloa
Fotografía Federico G. Larraya
Montaje Mercedes Gimeno
Música José Buenagu
Estudios C. E. A.
Formato B/N
35 mm
Pantalla normal
Duración 90 min.
Intérpretes José Campos José Reyes
Malila Sandova Tere
Carlos Larrañaga Juan
Gisia Paradis
Rafael Bardem Gabriel
Julio P. Tabernero Enrique
María Victoria Matheu
Pedro Rodríguez
de Quevedo
Ricardo Meneses
Distribución CIRE Films S. L.


  

Sinopsis


        José Reyes, famoso torero, retirado de la profesión, vive venerando la memoria de su padre, que fue ídolo de la afición taurina. No obstante hay algo que le preocupa. Todos parecen rehuir la conversación cuando se habla de él. Invitado por su amigo Juan, también torero, a una fiesta, y en un altercado con un visitante algo bebido que está molestando a Tere, joven mejicana de la que José se ha enamorado, éste le oye murmurar algo sobre el final de su padre. Furioso le pide una explicación, pero interviene Juan, cortando la disputa. Al llegar a la finca quiere que Gabriel, antiguo mayoral y su hombre de confianza le aclare aquellas palabras. Pero Gabriel no le saca de sus dudas.
        Enrique, conductor de un camión de transportes, sueña con vestir algún día el traje de luces, pero sabe de antemano que su madre no lo aprobará. Una noche, en la obscuridad, torea una vaquilla de la finca de José Reyes, donde se ha metido, acompañado de su amigo Antonio, saltando la cerca, pero son sorprendidos, salvándose gracias a Gabriel, padrino de Enrique.
        Juan que dice llamarse amigo de José, le odia y envidia profundamente, por no haber podido lograr su fama y como también ama a Tere, dice a José que su padre abandonó a su madre y que había tenido un hijo con otra mujer, insinuándole, al mismo tiempo, que se aparte de Tere por no considerarla digna de él.
        Enrique, el maletilla, ha triunfado por fin con el apoyo de José que le ha visto torear en una tienta. Cuando Enrique se entera que es hermano de José, va a verle, pero éste le rechaza en presencia de Tere, que le reprocha su orgullosa conducta, abandonándole.
        También Gabriel le abandona, pero en una carta que deja escrita, le dice toda la verdad. Entonces José recrimina a Juan su proceder, terminando en una pelea, que Tere presencia casualmente.
        Vuelve José a los ruedos. Solicita que le preparen una corrida en la que dará la alternativa a Enrique, quien no la quería tomar de otras manos.
        Gabriel va a la plaza y en la capilla les dice: "Antes de que salgáis de ahí pensad que no vais a un duelo, sino a una lucha noble entre dos hombres de la misma sangre".
        Tere presencia la corrida, y después de aquel entrañable abrazo entre los dos hermanos, renace la esperanza de recobrar el amor de José.

Cartel original



  

Notas


        Una película de toros y toreros. Según Nunes la peor película de toros del mundo. No lo creemos. Más bien todo lo contrario. A la espera de que algún día aparezca -¿es necesario?- alguna mejor. ¿Hay películas de toros, de futbolistas, de cantantes, buenas?
        Nunes explicará mejor las azarosas circunstancias que le llevaron a la realización de esta película. De cualquier forma y sin miedo al retruécano diríamos que no se trata de una simple faena de aliño.

      Hoja del Lunes, 11 de febrero de 1963
      (sin firma)

      José María Nunes, joven e inquieto realizador español, nos ofrece en La alternativa un loable propósito, el de encontrar en el tema taurino la producción de calidad que aún está por hacer. Sólo que el intento ha sido esta vez superior a sus fuerzas y La alternativa, excesivamente recargada en sus tintes sombríos sin que logren borrar tal defecto las incursiones folklóricas, se queda en una discreta realización y la aportación de una buena fotografía, con lo cual, como es natural no podemos mostrarnos satisfechos.

      El Noticiero Universal, 5 de febrero de 1963
      J. A. L.

      Aunque la denominación del film delate evidente significación taurina, el arte de Cúchares no deja de ser una parte complementaria de argumento y acción; un sucedáneo en el desarrollo de la historia , aunque se resuelva en un redondel, en una alternativa, como único punto convergente. Es una historia de tipo sentimental en lo nostálgico, en una veneración obsesiva a un recuerdo que fue demasiado fugaz como para obrar efecto de tanta hondura, tratándose con cierta fluidez un tema que pretende ser profundo y el protagonista, autor también del guión, entra de lleno en la teoría de Remy de Gourmont cuando asegura que «lo verdaderamente terrible cuando se busca la verdad, es que se encuentra».
      El ambiente taurino y el folklore, marcan el contrapunto de la densa y lenta narración que ha de culminar con el epílogo esperado pero que ha remarcado sus tintes en la aspereza temática y la amargura obsesiva que invade a su protagonista. Bajo la dirección de José María Nunes, en sus principales cometidos, intervienen José Campos, en su habitual papel de misticismo y sobriedad con su no menos habitual exceso de énfasis y lentitud; la atractiva Malila Sandoval, más desenvuelta en sus reacciones; Carlos Larrañaga, Rafael Bardem, Julio P. Tabernero, Juan Torres y dos breves apariciones de Gisia Paradis.

Detalle del cartel original Larraņaga y Sandoval a lo Bardot

      Desde mi butaca
      Miguel Cueto Diaz, 1963

      Cine Metropol. La alternativa de José María Nunes
      Cuando ya estábamos casi seguros de que el cine llamado «de pandereta» o bien de ambiente taurino, cuando habíamos considerado a José María Nunes como un inquieto realizador de los que iban a dar mucho que hablar en el cine, nos llega esta cinta y nos quedamos bastante decepcionados. En esta ocasión la parte verdaderamente floja de la realización es el guión, que resulta mucho más apto para novela seriada radiofónica, que para ser narrada en imágenes, por lo escaso del tema, por su vacuo contenido y por ser una de esas historias que muchas veces hemos visto ya y que el espectador, a poca costumbre que tenga, adivina lo que va a ocurrir, mucho antes de que ocurra. No es preciso que les cuente nada. Ni siquiera vale la pena que nos enredemos a contar historias de torero rico y huérfano, con cortijos y toros, que hacen de la existencia de su difunto padre, casi una veneración y luego se entera de que no era tan «santo», hasta el extremo de que por esos mundos -y no tan lejos- otro hombre, hijo de otra mujer, lleva sus apellidos y hasta lleva dentro ese «gusanillo» de los toros.
      ...
      Al margen del guión, la labor de José María Nunes poco ha podido hacer por sacar la cosa a flote. De una parte esta clase de guiones no va con el temperamento de un creador como Nunes. De otra se advierte que muchas ideas del director han sido malogradas por los escasos medios económicos. No obstante ha luchado lo indecible por infundir personalidad al relato y ha conseguido algunas secuencias inmejorables, como la de la juerga flamenca, que en nuestro cine puede considerarse de verdadera antología. Sin excesos y con auténtica verdad. El resto del relato se ha visto obligado a conservar el tono del guión, pues en otros intentos loables de conseguir efectos plásticos y de mayor expresión ha tropezado con una barrera insalvable: la interpretación. Los componentes del reparto, en especial los protagonistas, no acusan el menor estado de ánimo, ni su cara nos dice nada. Esto no ayuda nada al realizador y mucho menos al espectador que no comprende que ciertos planos sean tan largos. El director quería, los interpretes no. Muchas veces sucede. No hay acuerdo. A la cabeza del reparto José Campos, a la vez autor del guión, y en parte productor de la cinta. Asuma él la correspondiente responsabilidad, casi toda, al pensar que todavía nuestro cine precisa de seriales y toros. ¡Cuándo los olvidarán!



  

Comentario de Nunes


        Todo hacía suponer que por fin iba a dirigir para I. F. Iquino, con quien tanto había colaborado y donde sinceramente adquirí toda mi experiencia técnica.
        El guión era del propio Iquino y de José Luis Colina, Al sur del infierno. Los protagonistas iban a ser Claire Bloom, que acababa de trabajar con Chaplin, y José Campos, que todos se esforzaban, empezando por él, en que fuera el James Dean español; algo se le parecía, indudablemente.
        Pero cuando todo estaba preparado, tres días antes de empezar el rodaje, la censura se opuso a que se hiciera la película. Fastidio general, lagrimón personal que ocultaba, enrabiamiento, desoladora sensación de impotencia. Y Campos me propone que dirija una película que dice estar preparando para después de la que íbamos a hacer. Desazonado, sobreponiéndome por lo divertido de la propuesta lo acepto a condición de que al cabo de un mes tenga el "cartón de rodaje", todas las censuras y todas las autorizaciones burocráticas para poder hacer una película. Lo firmamos en el papel de un paquete desdoblado de los viejos ideales amarillos, el tabaco más barato del mercado que era el que yo fumaba, que siempre he fumado muy poco. Nunca creí que pudiera cumplir el plazo.
        Con celeridad inexplicable, antes de un mes me enseña el papel y me da una copia del guión, que era del propio Campos y creo que con la colaboración de Manuel Esteba Gallego, hijo del que sería distribuidor de la película, cuya marca era Cyre Films.
        La película se hizo en Madrid porque el dinero lo puso un industrial madrileño que se llamaba Morán y fabricaba esas tiras de goma con que se ajustan las puertas de los coches. Y la productora titular fue Eguiluz.
        Conocí entonces a Carlos y Antonio Saura con los que hice una buena amistad de frecuentes encuentros y pasé la Semana Santa en la casa de Antonio en Cuenca con Carlos y un par o tres de amigos y familias, uno de ellos se llamaba Fontela y era médico, mientras el montador de la película, Antonio Gimeno, dirigía el rodaje de corridas de toros necesario para el desarrollo de la película, porque a mí no me gustaba nada ir a rodar corridas de toros.