Mañana ...      1957

Argumento, guión y dirección José María Nunes
Producción Este Films
Enrique Esteban
José María Nunes
Jefe de producción Domingo Pruna
Fotografía Ricardo Albiñana
Cámara Aurelio G. Larraya
Montaje Ramón Quadreny
Maquillaje A. Jaramillo
M. Manteca
Ambientación decorados Manuel Infiesta
Música Federico Martínez Tudó
Linda Vera Voz
Laboratorio Cinematiraje Riera
Formato B/N
35 mm
Pantalla normal
Duración 105 min.
Intérpretes José María Rodero Chico de la
noche
Manuel Diaz González Don Felipito
James Hayter Silvestre
Linda Chacón Chica fábrica
Arturo Fernández Ladrón
Ana Amendola La Chica
Carlos Otero Chico
José Sazatornil Payaso
Juan Torres Hombre bajito
Antoñita Barrera Colombina
María Alcayna Mujer que ríe
Distribución Mundial Films S. A.


  

Sinopsis


        «Mañana ...» es la salida que buscan para engañarse a sí mismos quienes sienten la impotencia, la cobardía de afrontar cara a cara su circunstancia en la vida. También dijo «Mañana lo haré...» don Felipito, el hombrecillo que llevaba sobre sus espaldas un fracaso que él mismo se había atribuido. Porque jamás tuvo la decisión de medir sus fuerzas de autor frente a los editores y se impuso la vida de digno menesteroso a quien nadie hacía caso. Porque no supo convertir en industria de pedigüeño su necesidad. Como también perdió su ocasión el pacífico Silvestre, vigilante de una fábrica de galletas, quien sintiendo la vocación de la música, jamás quiso romper el cerco de la obligación cotidiana. Estos y otros personajes se enfrentan en la película a ese vacío existencial, a esa falta de consecuencia vital que los ha dejado postrados.

Cartel original de la película Don Felipito
Silvestre con su clarinete


  

Notas


        Un canto a la osadía: Nunes tiene 26 años y decide que ya está bien de hacer películas: Hay que hacer Cine.
        Cuatro episodios engarzados por Rodero, El Chico de la noche, que murió sin poder protagonizar otra película pendiente de Nunes: Res publica.
        Un hombrecillo digno que se resiste a pedir limosna y aplaza la publicación de su obra para mañana por temor a que sea rechazada.
        Un vigilante nocturno de una fábrica, en realidad músico frustrado que cada noche pone en marcha las máquinas para acompañar su clarinete, conoce a un ladrón bueno.
        Una chica desconsolada encuentra a un hombre en el fragmento más poético del film. Entrecruzan textos que leen por las paredes de una Barcelona que ya no existe. Y corren, ríen. Gritan.
        Un payaso que no sabe hacer reír, en el único episodio que se desarrolla durante el día.

Publicidad Saza, el payaso que no sabía hacer reir


        La primera crítica que apareció fue la de Sebastián Gasch:

      Revista «Destino», Barcelona 16 marzo 1957  - El sábado en la butaca

"MAÑANA..." O CUANDO SE ABREN LAS PUERTAS DE LA POESÍA

          Se dice en todas las historias del cine que las imágenes móviles se paseaban en un reportaje bastante sórdido hasta que llegó el mago Meliés y abrió las puertas de la poesía, enarboló la imaginación y multiplicó por mil los medios de expresión de un descubrimiento que, anteayer, no era sino técnica.
          Después han llegado otros magos. José María Nunes es uno de ellos. «Mañana...», película que Nunes ha escrito y dirigido es una obra distinta de cuantas han sido rodadas en España hasta la fecha. Susceptible, por tanto, de despertar el interés de los aficionados al cine que desean internarse en caminos jamás trillados. «Mañana...», en efecto, es la obra de un realizador que sigue su camino, sin importarle un bledo los que siguen los demás. El suyo es el que conduce directamente a la poesía.
          José María Nunes ha renunciado a la seca y arbitraria acrobacia filosóficointelectual de un Cocteau, por ejemplo, para tallar en lo vivo, en la parte más sensible, el bloque de la poesía. Ha tallado la más imponderable de las materias, la que escapa a la inteligencia, a la de la emoción pura. Es probablemente eso lo que solemos llamar «poesía».
          El film plantea cuatro casos distintos, todos ellos basados en la actitud de esas gentes que aplazan sus decisiones importantes para un mañana indefinido, que nunca llega, y a quienes aparentemente se les escapan las ocasiones por timidez, por cobardía, por falta de voluntad, por irresolución, y en realidad porque son poetas.
          Excepto un episodio, la acción de «Mañana...» se desarrolla durante la noche. Sus personajes son seres de la noche, que viven en la noche, marcados por la noche. Por eso moran en un universo equidistante del ensueño y de la realidad. Por eso son poetas.Poetas del claro de luna. Una especie de fantasmas destinados a conmover una realidad construida por la imaginación.
          Conocemos, así, a la pareja. Dos seres solitarios que se forjan durante una noche la ilusión del amor y que emplean un lenguaje perfumado, secreto y misterioso. Conocemos al vendedor ambulante, el hombrecillo gris que lleva a cuestas un fracaso que él mismo -y sólo él- se atribuye. Conocemos al sereno de una fábrica, que se resiste enérgicamente a evadirse de lo cotidiano para experimentar el raro deleite de los sonidos producidos por su clarinete y por las máquinas. Y conocemos, por último, al payaso que no hace reír y que trata de comprar una carcajada con la limosna que ha recibido... Éste tampoco quiere saber nada del «mañana» prometido, porque comprende que, cuando se llega al último minuto del «hoy», todas las ilusiones se derrumban.
          Por lo general, a los films como «Mañana...» se les llama de «mensaje». En este caso, la calificación que le correspondería es más bien la película de la ejemplaridad.
          
      En lo que respecta a su realización, la maestría técnica de José María Nunes es indiscutible. Pero se trata de una maestría que prescinde de los virtuosismos o que, en todo caso, no los pone a la vista. Sus imágenes actúan directamente sobre el espectador, como en el cine mudo. La película abunda en gestos esbozados, en símbolos sugeridos, en ideas insinuadas más que pormenorizadas. El espectador completa su sugerido, lo insinuado, y de esa colaboración nace la poesía.
          José María Nunes ha expresado los sentimientos mediante medias palabras y rostros tensos, con sombras débiles entre la luz y la oscuridad. Ha entremezclado los hilos eternos y los del encanto de la noche.
          «Mañana...» ha sido rodada en las calles de Barcelona, durante la noche. Y los operadores Ricardo Albiñana y Aurelio Larraya, atentos siempre al valor plástico de las imágenes que les comunica belleza, y al valor expresivo que les da sentido, han conseguido una fotografía de inusitada calidad.

Ana y Carlos en la Plaza de la Lana

      Federico Martinez Tudó, autor de las partituras de innumerables films, ha creado para «Mañana...» su obra más ambiciosa y más lograda. Se podría decir de su música que es una música visual. Vigorosa e inspirada, marca exactamente las situaciones y vibra al unísono de los sentimientos y reacciones de los personajes. Subraya eficazmente los efectos, sostiene y hasta suscita la poesía en que está envuelta toda la película.
          José María Nunes, «rara avis» en estas latitudes, sabe dirigir a los actores. Nunca habíamos visto a Sazatornil, en el papel tragicómico del «Payaso», calar tan honodo en la psicología de un personaje y alcanzar incluso el patetismo. José María Rodero, comentador del film, halla espléndidos aciertos de expresión en la incorporación de un personaje desilusionado y que parece estar de vuelta de todo. Ana Amendola y Carlos Otero dan una gran categoría al clima mitad fantástico mitad real que rodea a la «Pareja». Y a no menor altura rayan el famoso actor inglés James Hayter, en el papel del clarinetista, que pone a su inspiración los grilletes de un deleite secreto, y el gran actor Manuel Díaz González en la interpretación de ese «Don Felipito», el vendedor ambulante que muere, víctima de su indecisión.
          La emoción real que produce «Mañana...» en suma, dimana de su aspecto sano. Ha sido escrito y realizado este film por un hombre joven, pero experimentado, poseedor de una robusta personalidad, y que ha huido de incurrir en la complejidad psicológica de los demás: el elementalismo intectualoide de los americanos, el masoquismo filosófico de los italianos, los refinamientos ingleses, el gusto por lo sexual de los franceses, nuestro gusto por lo ramplón. Estas son las razones por las cuales «Mañana...» es una película dotada de un carácter insólito y que acaso marque época en los anales del cine español.

      Sebastián Gasch

        Pero no fue la única. Mañana ... representó una esperanza para todos los amantes del Cine en este país.

      Revista Imágenes, Abril de 1957
      (extracto)

      El mayor golpe de audacia dado por el cine español de actualidad, renovador de valores, acaba de anotárselo el escritor y director José María Nunes.
      ...
      En Mañana, José María Nunes consume el metraje normal de una película larga para combatir un mal particularmente endémico de los españoles: la falta de decisión. Se queman talentos, se pierden ocasiones, se fuerza a algunas vidas a seguir derroteros precarios... ¿Por qué? ... Porque se encuentra cómodo y hasta natural vivir mañana lo que corresponde a hoy. Usted se identifica con el problema, ¿verdad?... Pues lo mismo les ocurre a cuantos ven Mañana, que interpretan José María Rodero, Manuel Díaz González, James Hayter, Ana Améndola, Carlos Otero y José Sazatornil. De ahí que nadie eluda comentarla.

Ana y Carlos, corriendo, gritando.

        A mediados de los años setenta -malos tiempos para la poesía en esa España cansada y anehalente de cambios-, en un dossier del Cine Club de Ingenieros se podía leer:
      Aún admitida la consideración de insólita dentro del panorama del cine español de 1956, Mañana ... se hace hoy difícilmente soportable. Y esto es debido a lo que conserva de 1956: Una música de lo más dulzón, unos personajes buenos como el pan...
      Aún así sorprende por ejemplo todo el montaje del film (basado en una realización especialísima), ciertas tomas (picados, sobre todo, como el de la estación de metro, de la plaza mojada, ...) y especialmente las fotos de Barcelona nocturna del 56 que acompañan a los títulos.

        Con motivo de su pase en la Filmoteca de la Generalitat de Catalunya, en mayo de 2001, se publicó una hoja informativa con texto de Santos Zunzunegui.


  

Comentario de Nunes


        Mañana... es realmente mi iniciación. Soy consciente de lo que significa la responsabilidad, que se confirma en su primera exhibición pública, en el cine-club del Colegio de Médicos de Barcelona, en la Vía Layetana.
        Es la primera vez que hablo en público, a un público, que después de la proyección me hace preguntas, que todavía hoy no sé como pude encontrar, de dónde vinieron, las respuestas. Resultó un examen brillante, la verdad; eran unas trescientas o cuatrocientas personas con los más diversos y hasta a veces sorprendentes puntos de vista ante los que me brotaron los razonamientos con tan natural aparente espontaneidad que me sentí húmedos los ojos, una nueva emoción que estrenaba, cuando al final recibí el unánime y me parece que el mejor y mayor aplauso de los muchos que me han ofrecido.
        Ahí se inicia la consciencia de mi preparación, que no ha cesado de desarrollarse, evolucionar, engrandeciendo a mayor satisfacción la toneládica carga de responsabilidad.
        Después son inevitables esos problemas de la cotidiana realidad. Fue deficientemente clasificada por esas comisiones que conceden subvenciones y no obtuvo ninguna. Tuvo el gran honor de no entrar en esa catalogación de la comercialidad mínima que esperaban los distribuidores. Era muy diferente a lo habitual acostumbrado, mucho más allá de lo que yo había supuesto al hacerla. Di autorización para los cambios a hacerla más atractiva para el público. La vulgarizaron, claro, pero era imposible lo que se proponían. Y por eso hay dos o tres copias más cortas de metraje con esos diferentes cambios; pero yo tengo la única que existe de como es, depositada en la Filmoteca de la Generalitat de Catalunya.
        Los pequeños conflictos ya habían empezado cuando para el personaje de Silvestre, el guardián nocturno de la fábrica de galletas que toca el clarinete con acompañamiento del sonido de todas las máquinas en movimiento, puse a un actor inglés, extraordinario, al que había visto en una película haciendo de "Sacristán" que se enriquece cuando lo echan de la iglesia por ser analfabeto, que estaba trabajando en una película con los Balcazares, y accedió a trabajar en la mía porque le gustó mucho el personaje al punto de que ofreció que le pagáramos sólo la mitad de lo que estaba cobrando con ellos, y en el proyecto que Mundial Films, la distribuidora, había aceptado anticipándome un millón de pesetas, ese personaje tenía que hacerlo José Isbert; pero yo preferí que me recortaran las doscientas mil por haber cambiado el actor.
        Esa merma de las disponibilidades financieras afectó de manera casi imperceptible en el resultado de Mañana... al no poder volver a rodar El Payaso también de noche y en plena Plaza de Cataluña como era mi idea. Quedó el rodado de día, mucho menos costoso, con la aportación dineraria de un amigo del padrastro de mi novia, desde siempre mi compañera de toda la vida, para enseñarlo y conseguir la colaboración de una distribuidora, como así fue, con el guión de los otros sketchs enlazados por "El chico de la noche", que interpretó el genial José María Rodero, e insisto en lo de genial.

Carlos y Ana

        Mañana... aún conserva entusiastas seguidores que asisten a todas las proyecciones cada cuando de tiempo en tiempo se pasa, cada cuando pueden. Un acre entristecimiento cada vez que noto la ausencia de alguno; ya vamos quedando muchos menos.
        Cuando se acabó, hacia principios de 1957, yo cumplía 27 años.
        No mucho después tuve una de las grandes emociones favorables, de las muchas, muchas, que he sentido a través de todas las dificultades que, éstas se diluyen en el olvido, he vivido en tantos años, leer la mejor crítica de todas las que he leído sobre Cine. La que hizo Sebastián Gasch, cuya personalidad no necesita referencias. Era la primera crítica que yo leía sobre mi obra. Permanece en mí aquella emoción.
        Me inmunizó para afrontar sin desaliento el que en la oficina de Mundial Films, en Madrid, recibieran una carta del exhibidor de Torrijos, provincia de Toledo, devolviendo la copia de Mañana... que decía: «...y ojalá se le quemen las manos al que la hizo como a mí me iban a quemar ayer el cine».
        O estando yo en la oficina de Barcelona entró un empresario, de Granollers intento recordar, cargando con el saco de la copia que lanzó por el pasillo haciéndola deslizarse mientras gritaba, en catalán, «¡Aquí la tenéis! ¡Metérola en el culo. Que la gente quería romperme las butacas!».
        Comprendí que tenía que seguir haciendo Cine.

Equipo de rodaje.
Nunes con sombrero, de perfil.



        Tomado del programa de mano de la Filmoteca de Catalunya, septiembre de 2004:

      La restauración de Mañana
        Poco después de su estreno, en 1957, Mañana fue mutilada por razones “comerciales”: los distribuidores le quitaron aproximadamente media hora de proyección. Quedó como una película de poco más de una hora de duración, además de una clasificación oficial en la categoría de “Segunda B”, quedando relegada a los circuitos de exhibición de repertorio de las ciudades grandes y al estreno en programa doble en localidades más pequeñas. Esta forma de censura era practicada frecuentemente con las obras que no resultaban gratas a las autoridades.
        De la primera versión de Mañana, sólo ha quedado una copia positiva, que el propio Nunes guardaba y que un día depositó en el Arxiu de la Filmoteca de Catalunya. Con esta copia y el negativo de imagen de la versión estrenada se ha llevado a cabo la restauración. Esta ha revelado numerosas sorpresas, como por ejemplo que el sonido original también fue alterado y modificado, no por cortes correspondientes a la imagen, sino porque los distribuidores doblaron la película de nuevo y cambiaron las voces de algunos actores.
        El proceso de restauración ha consistido en la reconstrucción de la imagen y el sonido para que ahora Mañana vuelva a parecerse a aquello que el autor quería. Quedan, sin embargo, las cicatrices de los cortes, que no han podido ser disimulados del todo.
        Mañana es un claro ejemplo del hecho, a menudo ignorado, de que la destrucción del patrimonio cinematográfico no es tan sólo una realidad que viven los films en soporte de nitrato sino que amenaza a muchos films en acetato de nuestra cinematografía reciente.

        Restauración de la Filmoteca de Catalunya, con colaboración de la Filmoteca Española, 2004-09-09
        Laboratorios: Image Film, Madrid Film.
        Reconstrucción de sonido: Joan M. Quilis.
        Coordinación de la restauración: Ferran Alberich.

        La reconstrucción se ha llevado a cabo a partir del negativo original de imagen y de la única copia positivada conservada, mientras que el sonido se ha reconstruido a partir de materiales positivos de 35 y 16 mm.